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Thirty Seconds To Mars y los paños tibios
April 14, 2018

Género: Electropop.
¡En qué paradoja ha caído Thirty Seconds To Mars! Sin querer queriendo, han caído en un limbo de identidad muy fuerte que se termina de comprobar con su nuevo disco llamado America.
La banda estadounidense, que tuvo su pico de calidad a mediados de los 2000, ofrece, con la expectativa más baja (por no decir nula) su quinto álbum de estudio.
En esta oportunidad, los encabezados por Jared Leto traen una propuesta partida en dos: una primera parte que suena mucho al pop más formulado de los últimos años (que llega a saber bien gracias a las colaboraciones de A$AP ROCKY y Halsey), y una segunda mitad más relacionada con sus raíces de rock alternativo.
Es curioso porque el disco da la sensación de contención: cuando más interesante se tornan las canciones (sobre todo en su segunda mitad), los músicos toman el freno de mano y mantienen una paleta sonora muy cerrada y predecible. ¿Será falta de visión o autocensura?
Es difícil saberlo. Lo que sí es interesante es cómo la agrupación, afirmada como un referente del movimiento musical emo, fue uno de los primeros artistas en salirse de su propia sonoridad para apostar por algo más pop (no hace falta ver más allá de su disco del 2013, Love, Lust, Faith and Dreams, que es más que decente dentro del género).
Desde hace un par de años, ha venido a más la resurrección del movimiento emo. Este año quedó demostrado con el regreso de Dashboard Confessional, por ejemplo, así como el ascenso de grupos como Foxing, Sorority Noise y muchos más que se han atrevido a combinar el indie con lo emo de manera sorprendente.
Me encantaría decir que me sorprende que Thirty Seconds To Mars no aprovechara el momento para regresar a sus raíces, pero sus intenciones ahora son claras: reciclar algunos conceptos de su firma de autor y mezclarlos con contragolpes musicales funcionales.
Su oferta funciona, se digiere, mantiene su mensaje de esperanza, pero se lamenta de que puede llegar a mucho más. ¿Será que Thirty Seconds To Mars ya tocó techo?

